Diccionario del cliché

Un proyecto de innovación docente. En beta.

Si deseas aportar algún cliché que no hayamos recogido, puedes escribirnos a este correo: diccionariodelcliche(arroba)gmail.com

Coordinación: José Alberto García Avilés. Desarrollo: Miguel Carvajal


Vivimos huérfanos de palabras al tiempo que estamos saturados de tanta palabrería. Sentimos que nos faltan determinados vocablos mientras abundan los charlatanes de perorata cansina e insulto fácil. En definitiva, experimentamos un déficit en el uso correcto del lenguaje, por determinadas causas y carencias en las que ahora no vamos a detenernos. A menudo hablamos mucho y mal, y escribimos peor, lo que con frecuencia se traduce en el progresivo empobrecimiento del idioma, si es que a alguien aún le importan estas cosas. Sí nos importan a quienes nos dedicamos a formar a las futuras generaciones de periodistas, o dicho de modo menos grandilocuente, impartimos docencia en las titulaciones de periodismo y comunicación.

Nos preocupa que los jóvenes que ahora se preparan para ejercer el periodismo aprendan a usar el idioma y tengan pasión por expresarse correctamente. En definitiva, que lleguen a amar el lenguaje. Solo desde el aprecio se consigue respetar y amar algo. Por eso, si logramos insuflarles una sana preocupación por escribir y hablar con corrección, contribuiremos a fortalecer nuestro lenguaje.

El lenguaje es siempre el reflejo de una sociedad porque son los integrantes de dicha sociedad quienes utilizan las palabras en su expresión cotidiana. El uso que los hablantes hacen de una lengua es lo que la mantiene viva y enriquece a quienes la comparten. El hablante decide qué palabras desea incorporar a su bagaje léxico en la comunicación y cuáles no. Para ello, necesita adquirir criterios sólidos que le permitan adoptar las decisiones correctas. Y los criterios se generan a partir del conocimiento, en este caso, del lenguaje. Lo adecuado por tanto es enseñar el uso del lenguaje y dejar que el hablante decida. En una palabra, educar.

La palabra cliché tiene su origen en el mundo de la imprenta. Antes de imprimir un texto, se fabricaba una placa con letras metálicas sobre las que se esparcía la tinta. Este sistema era ineficiente, ya que se debía armar cada frase, letra por letra. El término cliché surgió en Francia, cuando algunos impresores detectaron que algunas frases se repetían una y otra vez en las publicaciones, libros, periódicos o panfletos. Por ello, para ahorrar tiempo, los impresores crearon los clichés: un grupo de placas metálicas pre-armadas con las frases que se empleaban más frecuentemente. Desde entonces el término alude a aquellas palabras que, a base de ser repetidas una y otra vez, han perdido su frescura original. Los clichés, en definitiva, funcionan como atajos del lenguaje que nos permiten acortar distancias a través de lugares comunes, que al ser compartidos por los hablantes, facilitan la comprensión.

Los clichés equivalen a salvavidas del idioma, que utilizamos cuando no sabemos qué decir o queremos simplificar una idea de forma eficaz. La fraseología del cliché castellano está repleta de lugares comunes, símiles manidos, metáforas gastadas, frases hechas, modismos, locuciones adverbiales, eufemismos, muletillas… Estas expresiones son conocidas por la gran mayoría de los hablantes del mismo idioma.

En el ejercicio del periodismo, debemos tener muy en cuenta la riqueza expresiva y la variedad léxica a la hora de expresarnos, por lo que conviene reconocer los clichés y aprender a utilizarlos cuando convenga, sin abusar de ellos ni convertir nuestro lenguaje en una reiteración de frases manidas y tópicos que nos empobrecen.

Con la colaboración de un grupo de alumnos de periodismo de la Universidad Miguel Hernández de Elche, hemos compilado más de 3.500 expresiones que, debido a un uso reiterado, se han convertido en clichés. Realizamos una búsqueda con cada término o expresión, para constatar que al menos existían mil entradas que reflejaban su popularidad en el lenguaje corriente. Durante nuestro trabajo colaborativo, surgió la idea de crear un diccionario que aglutinara todas estas expresiones; de esta manera, podíamos detectarlas y a la vez aprender su uso adecuado.

Mediante la elaboración de este diccionario nos hemos propuesto tres objetivos:

- Lograr la implicación de los estudiantes de periodismo, aportando clichés que identificaran en los distintos medios de comunicación.

- Conocer la amplia variedad de clichés y aprender en qué registro lingüístico podemos emplearlos.

- Ahondar en el significado de cada cliché, para ampliar nuestra riqueza expresiva.

En nuestra selección no hemos tenido en cuenta cuatro tipos de expresiones:

- Refranes: no hemos incluido el rico contenido del refranero español, puesto que no se trata propiamente de clichés, aunque lógicamente se encuentran muy asentados en el habla corriente.

- Expresiones soeces: hemos optado por no considerar aquellos términos que son insultos o groserías.

- Jerga juvenil: no recogemos los usos lingüísticos que se apartan de la variedad estándar; se trata de expresiones que pronto pasan de moda, del tipo “flipar”, “dabuten” o “colega”.

- Localismos: tampoco incluimos las expresiones propias de una zona geográfica concreta en España, ni aquellas específicas de Latinoamérica, por considerar que su uso se halla restringido a los hablantes de esas áreas. Es el caso de “a cascoporro”, que se usa en Albacete como equivalente de “a mansalva”; el dicho “ser un PTV” (pamplonés de toda la vida), muy popular en Navarra o la expresión “un jurgo”, habitual en Colombia, que significa “mucho, un montón”.

En definitiva, esperamos que este diccionario sea una herramienta útil para quienes deseen consultar cualquier cliché y, mediante los términos enlazados, descubrir su origen y las peculiaridades de su uso.

Por último, quiero agradecer a todas aquellas personas que han aportado su “granito de arena”, ya que este proyecto no hubiese sido posible sin su colaboración:

Mari Luz Avilés, María José Zamora, Cortes Correas, Almudena Segovia, Toni Ortega, Marina Cantó, Ana García Alcaraz, Olivia Martín, Ainhoa Jiménez, Alba Martí, José Antonio Lafuente, Arguiñe Costa, Noelia Vázquez, Raúl Martínez, Ángel Noguera, Inés López, Felicidad Sánchez, Virginia Díaz, Adrián Mira, Ariadna Martínez, Pedro Sáez, Cristina Riera, Juanma Vicente, Elena Sanz, Isabel Giner, Ceci Martínez, Armando Manzano, Sergio González, Fran Guerrero, Sara Berenguer, Sara Vera, Cristina Mena y Luis Sempere.

Si deseas aportar algún cliché que no hayamos recogido, puedes escribirnos a este correo: diccionariodelcliche(arroba)gmail.com

Muchas gracias por tu colaboración.

José Alberto García Avilés

Profesor de periodismo en la Universidad Miguel Hernández

Coordinador del proyecto